martes, 19 de julio de 2011

Padres ansiosos, Hijos presionados...

                                                                 

Los padres se ponen ansiosos cuando los hijos no responden a las exigencias escolares. Son adolescentes que no han alcanzado aún la madurez que el nivel escolar exige. Entonces, comienzan los conflictos familiares, los vínculos entre padres e hijos se distorsionan para dar comienzo a una verdadera batalla vincular que se traduce en un empeoramiento de la situción planteada.

Los hijos se sienten presionados y no entienden el ¿por qué papá o mamá se pone así ?
Creen que los padres exageran, que se "meten" en su vida, es más, responden muy sueltos "¿qué te importa lo que yo hago ? "... y así se desatan tironeos inconducentes donde ninguna de las partes "afloja".
Los padres consideran -en su justo derecho- que llegó el momento de poner límites, que es hora de imponer un castigo a los hijos, como condicionr salidas o entretenimientos por considerarlos motivo de distracción y generadores del rendimiento escolar insuficiente. Los hijos por su parte, viven esas penitencias como una injusta invasión y a pesar de darse cuenta que si mejoran su performance escolar, lograrán revertir el nuevo orden familiar y vincular, no pueden o no saben cómo hacerlo. 

La búsqueda del equilibrio entre las partes, es el mejor camino para todos. Pero...., ¿dónde está y cómo lograr ese equilibrio ?
Está en los maduros, es decir, en los padres. Éstos son los que ya están de vuelta, los que ya pasaron y conocen ese costado rebelde o inmaduro que tienen los adolescentes, que suelen redoblar la apuesta.  Por lo expuesto, es que consideramos que los padres deben tomar la delantera y salir a seducir a los hijos con criterio de autoridad amorosa. Es decir, imponer reglas de manera inteligente y recurriendo a esa astucia que dá la madurez del padre formador, pero lleno de Amor.
Apelando a la mejor estrategia, los padres marcan el camino, señalando que apartarse de las reglas de juego (padre/exigente/amor vs. hijo/rebelde/inmaduro), implica una desventaja para ellos, y que no los favorece sino que, les complica el disfrute de la gran etapa que están viviendo.
No pelearlos, no discutir con ellos, no hacerles sentir que uno los domina sino que, sientan que uno es el padre o madre que por amor, los corrige imponiéndoles reglas que serán beneficiosas para su vida y su futuro.

Esa actitud de los progenitores sumada a un soporte ajeno al seno familiar, hace y logra una positiva diferencia.....
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